CHIPRAC ¿LA CHOQUEQUIRAO LIMEÑA?



Muchos conocen Rúpac, un sitio arqueológico que se ha promocionado con el apelativo de “Machu Picchu limeño” por la belleza de sus paisajes e imponentes estructuras arqueológicas; sin embargo, poco se ha hablado de Chiprac, un complejo arqueológico mucho más extenso que Rúpac y considerada La Capital del Reino de los Atavillos. En estas líneas queremos referirnos a Chiprac como la “Choquequirao Limeña”, no sólo por la poca afluencia de turistas y viajeros en esta zona, sino también por la belleza de sus paisajes y majestuosidad de sus construcciones que nada tiene que envidiar a Rúpac.

San Juan de Uchucuanico (o Huchucuanico) es una comunidad campesina ubicada entre las montañas de la sierra huaralina a 2920 m.s.n.m., muy lejos del bullicio de la ciudad, un lugar silencioso y acogedor, lleno de casitas de barro con bellísimos balcones y algunos con techos de tejas. Gran parte de su población es mayor de edad, un panorama que se observa en los lugares más alejados del país. La población más joven suele migrar hacia la ciudad, quedándose en estos pueblos las personas de mayor edad y haciendo peligrar la existencia de la comunidad que no cuenta con manos que puedan cultivar la tierra y criar el ganado. Así, uno puede notar que estas comunidades no pueden sostenerse solas, necesitan “algo” que los impulse.

La caminata empieza en San Juan de Uchucuanico.Su Iglesia, su orgullo más cercano. De fachada rosa, es una de las iglesias más bellas de la sierra limeña, sobria, sin tantos ornamentos. Su centro, igualmente, es rosa,  que en esta comunidad ha encajado perfectamente.



Hablar de San Juan de Uchucuanico es también hablar de su gente, un pequeño grupo humano que trata de recibirte con la mayor amabilidad posible, ofreciéndote lo poco que tienen a cambio de poco dinero, no hay lujos ni cosas caras en este lugar, se come lo que hay, y lo que hay es fruto del esfuerzo de sus comuneros, esfuerzos que arrancan de la tierra los alimentos necesarios para subsistir. Las personas de lugar hacen notar su alegría y orgullo al referirse al maíz que producen.


Se empieza el ascenso por las montañas de la sierra huaralina, los caminos, bien marcados y zigzagueantes, parecían no terminar, son caminos similares a las de Rúpac, sólo que un poco más empinados.


En el último tramo se puede observar las construcciones de los Atavillos al filo de las montañas, bellos edificios que se mimetizan con el paisaje. Así mismo se pueden ver las montañas nevadas del límite con Pasco a lo lejos.

El  sitio arqueológico y las portadas construidas con gran detalle nos invitaban a recorrer la ciudadela.


Si te preguntas cómo es que Chiprac no es ya un gran sitio turístico que atraiga a innumerables turistas nacionales y extranjeros, y rápidamente podemos enumerar causales, una de ellas concerniente a la difusión y promoción del lugar, que si bien podemos achacar al poco interés (desde la declaración de Chiprac como Patrimonio Cultural de la Nación en 2005 y la aprobación del plano perimétrico y topográfico del sitio en 2006 por parte del INC) del Estado y los órganos competentes en cuestiones de turismo y cultura respecto a lugares tan apartados como Chiprac, también podemos dirigir esa misma responsabilidad al turista local y nacional que bien podría difundir el lugar por redes sociales. Recordemos que Rúpac salió del casi anonimato a punta de publicaciones en redes sociales, y que luego, fueron extendiéndose (para bien o para mal) con publicaciones de operadores turísticos. Si algo hemos de aconsejar  es que ESTAR COMPROMETIDOS CON EL CUIDADO Y CONSERVACIÓN DE ESTE LUGAR.

Chiprac es un recurso turístico con gran potencial. Y vaya que lo es! Las construcciones de Chiprac son monumentales, no tan conservadas como las de Rúpac, pero de igual belleza y con mayor extensión (2 kilómetros). No por algo es considerada la capital del reino de Los Atavillos que se desarrolló entre los años 900 y 1400 d.c (Intermedio Tardío); la ciudadela muestra diversas construcciones, desde kullpis, chullpas, terrazas y hasta lo que probablemente sería un reloj solar.


Los muros son imponentes, muchos han resistido el paso del tiempo. Sin duda, son construcciones dignas de admirar. La superposición de una piedra tras otra, de tal forma que puedan sostener los techos  hechos con vigas de piedra, son impresionantes. Todo en Chiprac se mimetiza con la naturaleza, es más, incluso vistas con un dron es difícil distinguir la ciudadela, no por algo fue construida en un  lugar estratégico, a una altura de 3552 m.s.n.m.



Explorar cada rincón de Chiprac puede tomar unas cuantas horas, sobre todo si uno quiere subir hacia una roca que sobresale en una parte elevada del terreno, desde la misma se tiene una vista panorámica de la ciudad. Para llegar a esa roca se tiene que pasar innumerables construcciones, sobretodo chullpas que aún muestran los restos óseos de sus antiguos habitantes, incluso, con algo de suerte verás vizcachas que han invadido dichas construcciones.

Si tienen algo de suerte, podrán ver cóndores planeando a lo alto, un bello espectáculo. Igualmente, desde Chiprac se puede observar Rúpac, es una vista privilegiada!


¡Así culminó nuestra visita a Chiprac uno de los lugares más impresionantes que nos puede ofrecer la sierra huaralina! Anímate a recorrerla!

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